I n d i v i d u a l i s m o : u n a c a r a c t e r í s t i c a DEL AMOR PROPIO EN LA SOCIEDAD ACTUAL
Con el término individualismo, sucede algo parecido con palabras
como egoísmo y amor propio; su sola mención genera ambigüedad.
Ser individualista es, o sinónimo de poco compromiso con
los valores y causas sociales, o bien, su contraparte, compromiso
propio con el desarrollo autónomo de cada persona. ¿Es, pues, bueno
o malo el individualismo desde el punto de vista ético?
En sentido estricto, el individualismo parte del supuesto de que no
hay ética si no se respeta la autonomía del individuo, esto es, sin la conciencia
del sujeto moral de su capacidad para crear o aceptar libremente
sus normas de conducta, por lo que no puede ser malo en absoluto pedirle
que se construya en cuanto tal, es decir, que no renuncie a su condición
de ser proyecto creativo. Como señala Victoria Camps:
No sólo no es rechazable la concepción individualista de la persona:
es una condición y un deber del sujeto moral mantener su individualidad
a salvo de intromisiones ilegítimas; es una condición y un
deber del sujeto moral quererse a sí mismo: no despreciar la propia
valía, antes bien, extraer de ella el máximo rendimiento.
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