EL AMOR PROPIO COMO AMOR A LOS DEMÁS
El amor al prójimo se dirige a los demás, pero no
de forma específica. Hay, sin embargo, un grupo de
personas, generalmente muy reducido, con el que
establecemos una relación especialísima y única que nos
permite decirle: “Te quiero”, con todo lo que ello
significa y conlleva. Es el nivel más elevado del amor y generalmente
se limita a: 1) a alguna amistad particularmente profunda; 2) las
relaciones familiares, sobre todo entre padres, hijos y hermanos; 3)
el amor entre el hombre y la mujer. Esta modalidad del amor reúne
todas las cualidades del amor al prójimo en un grado especialmente
elevado..
El amor de sí, es decir, el amor de cada uno de nosotros, nos debe al mismo tiempo posibilitar el tránsito al amor a los demás. Una primera posibilidad en esto es manifestar “amor al prójimo”, definido este término como la voluntad de querer el bien de las personas que nos rodean; sí, de los que están a un lado de ti, de mí, de todos nosotros. En esta faena moral, se trata de poner al amor propio como criterio del amor a los demás, esto es: amar al prójimo tanto como a ti mismo, como reza el mandamiento bíblico.
El amor de sí, es decir, el amor de cada uno de nosotros, nos debe al mismo tiempo posibilitar el tránsito al amor a los demás. Una primera posibilidad en esto es manifestar “amor al prójimo”, definido este término como la voluntad de querer el bien de las personas que nos rodean; sí, de los que están a un lado de ti, de mí, de todos nosotros. En esta faena moral, se trata de poner al amor propio como criterio del amor a los demás, esto es: amar al prójimo tanto como a ti mismo, como reza el mandamiento bíblico.
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